Por: Lumhaniel.- Estamos atravesando una transición muy compleja. Primero, los acontecimientos del mes de marzo, que incluyeron dos eclipses: el total de Luna del 14 y el parcial de Sol del 29 de marzo. Este período es muy significativo debido a los cierres y aperturas de ciclos, que sin duda representan un umbral hacia grandes transformaciones que nuestro planeta está experimentando. Y, sobre todo, lo que nos toca vivir a todos los seres que viajamos en esta gigantesca nave. Más allá de estos eventos, que ya propiciarán cambios definitivos, la humanidad no ha enfrentado una transformación tan trascendental como la entrada de Neptuno en Aries. Cabe mencionar que esto no ocurría desde hace más de un siglo, específicamente hace 165 años. Y, al igual que en aquella ocasión, nadie está preparado para los cambios que traerá este tránsito.
Estamos entrando en un territorio desconocido y hasta nebuloso: una nueva era cósmica. La energía soñadora y etérea de Neptuno en Piscis, que nos mantuvo absortos en ilusiones, emociones y hasta evasiones espirituales, llega a su fin con su entrada en Aries el 30 de marzo. Ahora estamos a punto de enfrentar circunstancias que la humanidad no ha vivido durante generaciones. El cambio no será sutil ni nos dará advertencias; lo sentiremos en cada impulso de nuestro cuerpo antes de que nuestras mentes logren entenderlo. La verdad es que la mayoría de las personas no están preparadas para lo que está por venir. No pretendo causar pánico ni incertidumbre, pero sí ser lo más claro posible para que reflexionemos sobre lo que se acerca.
Neptuno siempre ha estado relacionado con los símbolos, los sueños y los significados confusos, pero ahora se encuentra en Aries, el signo del movimiento, el impulso y la acción. Es posible que sintamos que estamos renaciendo. Aries es el primer signo, la chispa de la vida, el recién nacido cósmico, y ahora Neptuno está encendiendo esa chispa dentro de nosotros.
Podemos experimentar situaciones confusas que incluso nos hagan sentir que somos personas totalmente diferentes, como si hubiésemos presionado un botón de reinicio espiritual. Este nuevo comienzo se sustenta en nuestra experiencia del tránsito anterior de Neptuno por Piscis durante los últimos 14 años, en los cuales vivimos emociones tan profundas que, en muchos casos, no supimos medir la importancia del afianzamiento espiritual que necesitábamos. Ahora, entramos al fuego de Aries; es como si sintiéramos una urgencia de vivir algo nuevo. Sentimos inquietud, rebelión y una necesidad indescriptible de liberarnos de las cadenas que nos atan al mundo de la tercera dimensión. Podríamos sentirnos más vivos que nunca, con una energía renovada que, sin duda, nos puede llevar a la utilización plena de nuestra magia.
No se trata solo de la energía y el impulso de Aries, sino de aprovechar también la sabiduría de Neptuno, para poder tomar la dirección que, inevitablemente, nos llevará al camino correcto, hacia nuestra misión y realización de vida, aunque a veces sintamos confusión. Es algo así como la chispa de un adolescente, pero con el poder de un alma vieja. Es como si estuviéramos tratando de hacer trucos con el fuego; podemos arder descontroladamente o forjar algo supremamente especial.
Durante años, Neptuno en Piscis difuminó las líneas entre los sueños y la realidad. Pero ahora, la niebla se despejará y saldremos paulatinamente de todo lo nebuloso que no nos permitía ver la verdad. La mentira del maya se romperá para mostrarnos una realidad que puede no gustarnos, pero que no por eso dejará de ser la realidad. El drama que antes nos consumía ahora nos parecerá irrelevante, porque la prioridad la marcará el alma, dejando al ego relegado.
Por supuesto, todas estas energías estarán disponibles para todos. No obstante, aquellos que hicieron caso omiso a las enseñanzas espirituales del tránsito de Neptuno por Piscis, enfrentarán las consecuencias de manera más fuerte, e incluso muchos no lo entenderán.
Durante años, Neptuno en Piscis nos hizo sentir tan profundamente que, en ocasiones, resultaba paralizante. Sin embargo, Neptuno en Aries no tendrá tiempo para esas pausas. Ese ciclo de esperar y esperar, o de sentirnos perdidos, ha desaparecido. Ahora nos activamos en lo que realmente importa, en lo que nos dicta el corazón, como si se activara un interruptor en nuestra alma. Neptuno en Piscis hizo que las emociones fueran borrosas; era fácil perderse en ilusiones. Pero con Neptuno en Aries no habrá velo ni niebla, solo viviremos lo que realmente tenemos que vivir para dar un genuino salto cuántico.
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Lumhaniel
Psicoastrólogo, sanador energético integral, psicoterapeuta de familia y pareja, sanador con Archivos Akáshicos, escritor, cineasta, productor de radio y TV.
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