Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón.- El Planeta entero se encuentra abismado ante los terroríficos y desproporcionados actos fascistas, xenofóbicos y violatorios de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario recientemente cometidos contra 238 compatriotas venezolanos, que nos retrotraen al siglo XVIII que creíamos superados. Invocando una Ley de guerra de 1798, quienes se creen los amos del mundo, vuelven a hacer sus desmanes contra seres humanos que, por un sueño americano inducido, les ha tocado vivir la más inesperada y cruel PESADILLA AMERICANA.
¿Qué pasaría si retrocediéramos a la Campaña Admirable de 1813 e invocásemos el Decreto de Guerra a Muerte de Simón Bolívar? Al menos, este Decreto estaría más actualizado en el tiempo que su ley guerrerista.
Dentro de este grupo de venezolanos engañados, se encuentran hermanos mirandinos de Guaicaipuro y Pedro Gual. Muchachos trabajadores que tenían más de año y medio en USA (muchos con hijos y esposas) que trabajaban de sol a sol con el sueño de tener una mejor calidad de vida para ellos y sus familias. De pronto un mal día son buscados para, supuestamente, deportarlos a su país de origen terminando siendo humillados y maltratados, encadenados como a nuestros antepasados esclavizados, sin juicio previo ni derecho a la defensa, encerrándolos en el “emprendimiento” del payaso Bukele, donde cobran seis y veinte mil dólares por cada uno.
Escribo estas líneas sientiendo una gran indignación. Nuestros compatriotas NO SON DELINCUENTES, solo tres tienen algunos antecedentes penales en Venezuela, pero ninguno cometió delitos en USA ni en El Salvador. Estamos ante el más desproporcionado y cruel acto de VIOLACIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA. El Mundo y su Humanidad, tenemos mucho que decir.
«Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio». Bertolt Brecht
Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón
Educador, Comunicador y Político