Opinión
«Ponte la peluca, Pompeyo… ¡respeta que estás hablando con un senador de la República!»
Descubra la fascinante vida de Pompeyo Márquez. Este icónico líder venezolano moldeó la historia con su compromiso político. Su firmeza y resistencia lo transformaron en símbolo de libertad. La memorable anécdota de su detención subraya su carácter.
Por: Rafael Simón Jiménez.- Pompeyo Márquez es un ejemplo viviente de calidad humana, honestidad personal y firmeza y consecuencia con principios e ideales. Iniciado en las luchas políticas a la muerte de Juan Vicente Gómez, teniendo 14 años de edad, le tocó vivir todas las contingencias de un periodo marcado por luchas legales y clandestinas. Aperturas y represión, lo que lo hará conocer la cárcel e incluso el confinamiento en las inhóspitas regiones del Territorio Federal Amazonas en tiempos del gobierno de Eleazar López Contreras.
Incansable en el trabajo y el estudio, Pompeyo militó primero en el PDN –Partido Único de Izquierdas– liderizado por Jovito Villalba y Rómulo Betancourt, y luego se deslinda bajo la atracción del pensamiento marxista, para convertirse en activista y dirigente del Partido Comunista de Venezuela, del cual llegará a ser secretario general en los tiempos más duros de la persecución perezjimenista, donde su seudónimo de “Santos Yorme”, jefe de la resistencia en la clandestinidad antidictadura, pasará a ser un símbolo de la Venezuela indómita.
Pese a la cacería que le tiende la tenebrosa Seguridad Nacional de Pedro Estrada, Pompeyo Márquez, al frente de un pequeño pero aguerrido Partido Comunista, logra sortear los avatares de la vida clandestina. En 1956 acude al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde es de los pocos dirigentes que tiene acceso al informe secreto rendido por el nuevo secretario general del PCUS Nikita Jruschov, donde se desenmascaran los terribles crímenes y el culto a la personalidad del dictador ruso Iósif Stalin. Pompeyo visita también China donde se entrevista con Mao Zedong y Zhou Enlai.
De regreso a la conducción de la oposición clandestina a la tiranía, Pompeyo es inspirador de la línea de amplitud y unidad nacional que, revisando desviaciones y errores de sectarismo y exclusiones, permite construir el gran frente antidictadura, gestor de la Junta Patriótica y de todo el movimiento cívico-militar que el 23 de enero de 1958 permite rescatar la democracia y la libertad. En diciembre de 1958, Pompeyo Márquez es electo como senador por el Distrito Federal.
El inicio del proceso democrático venezolano se verá interferido por dos sucesos que, a pesar de tener diversos orígenes, terminarán interrelacionándose en una sinergia explosiva. El primero será la exclusión que del Partido Comunista de Venezuela, de gran influencia y prestigio por sus luchas contra la dictadura, hace Rómulo Betancourt y los demás factores políticos firmantes del Pacto de Punto Fijo, condicionados por la geopolítica de la Guerra Fría; y el segundo, inesperado y flamígero, será la victoria del ejército rebelde cubano que, bajo el mando de Fidel Castro, derrumba la dictadura de Fulgencio Batista y de seguidas inicia un proceso de claro signo socialista y antinorteamericano.
En 1960, tanto en Venezuela como en el resto del continente, se hace clara la polarización entre dos modelos antagónicos: el democrático representativo, reformista y pronorteamericano que encarnan líderes como Betancourt, Muñoz Marín y Figueres, y el modelo cubano encabezado por Castro: antiimperialista, dictatorial y comunista, que pretende exportarse a América Latina.
En Venezuela, el Partido Comunista, generalmente conservador, democrático y frentista, muta, influido por su juventud radicalizada por el ejemplo cubano, hacia posiciones proclives a la lucha armada como vía para la toma del poder, que asume en su Tercer Congreso de marzo de 1961. Pompeyo Márquez aparece como el más prestigioso vocero de esas posiciones y sus discursos y escritos en el Congreso Nacional y en Tribuna Popular reflejan esas nuevas posturas extremas.
La lucha sin cuartel entre el gobierno y la izquierda en armas, a la que se ha sumado el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), genera todo tipo de acciones cruentas: atentados, asaltos, huelgas, agitación de calles, conspiración y fallidos golpes militares. Toda esta honda de violencia incontenida tiene su primer epílogo con el asalto al tren del encanto, realizado a finales de septiembre de 1963, y el cual, a pesar de contar con la desaprobación oficial de los partidos alzados en armas, provoca una reacción contundente de Betancourt, ordenando el apresamiento manu militari de los parlamentarios miristas y comunistas que terminan en los calabozos del Cuartel San Carlos.
Pompeyo Márquez, veterano de la clandestinidad en los diez años del decenio dictatorial, logra salvarse de la redada represiva y de nuevo se sumerge en la vida clandestina, hasta el 15 de enero de 1964, cuando en la Quinta Josefina, de la Urbanización Santa Eduvigis, residencia del periodista Eleazar Díaz Rangel, una comisión de la temible DIGEPOL, al mando del cubano Orlando García, le tiende una celada.
Pompeyo, que oculta su identidad en una cédula falsa a nombre de Luis Adolfo Riquezes Mora, y cubre con peluca su ya pronunciada calvicie, se despoja de la misma al verse descubierto, pero el policía envalentonado por la calidad de su preso, pretende ordenarle a Pompeyo se ponga de nuevo la peluca para fotografiarlo con su atuendo clandestino, y este, sin inmutarse y en tono imperativo, le responde: “…respeta que estás hablando con un senador de la República”, lo cual desconcierta y disuade al envalentonado digepol.
En efecto, y a pesar de que a los diputados y senadores del PCV y el MIR les había sido violada su inmunidad parlamentaria, aún faltaban unos días para que venciera formalmente el periodo de cinco años para el que habían sido electos. Pompeyo pasará tres años preso en el Cuartel San Carlos, de donde escapará espectacularmente tres años más tarde, junto a Guillermo García Ponce y Teodoro Petkoff, para proclamar la política de paz democrática que reintegra al PCV a la lucha legal y en enero de 1971 aparecer como el fundador y la figura más relevante del Movimiento Al Socialismo (MAS).
*Por: Rafael Simón Jiménez @rafaelsimonjimenezm. Intelectual, historiador y político venezolano
