Códigos de amor
Día Universal del Niño: Una fecha para reflexionar sobre el bienestar infantil
Desde 1954, el Día Universal del Niño promueve la protección de los derechos infantiles, buscando un futuro lleno de oportunidades y bienestar para los más pequeños.
Especial. – El Día Universal del Niño, celebrado cada 20 de noviembre, invita a reflexionar sobre el bienestar y los derechos de los niños. Desde su creación en 1954 por la ONU, este día busca garantizar que cada niño pueda vivir, prosperar y desarrollarse plenamente, recordando su papel como pilar fundamental del futuro de nuestras sociedades.
El origen de esta celebración se remonta a 1924, cuando la Liga de las Naciones aprobó la primera Declaración de los Derechos del Niño. Sin embargo, fue en 1959 cuando la ONU estableció formalmente el 20 de noviembre como el Día Universal del Niño, destacando la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada en 1989. Este tratado se convirtió en el documento de derechos humanos más ratificado de la historia, consolidando el compromiso global con la infancia.
Los retos históricos de la infancia
A lo largo de la historia, los niños han enfrentado contextos que limitaban su desarrollo integral. En la Antigüedad, el trabajo infantil era una norma. Los niños eran vistos como pequeños adultos y debían contribuir al sustento familiar, generalmente en condiciones de alta vulnerabilidad. Además, el acceso a la educación estaba reservado únicamente a las élites, dejando a la mayoría sin herramientas para progresar.
En la Edad Media, la mortalidad infantil era alarmantemente alta debido a enfermedades y desnutrición. Aunque la infancia comenzó a ser vista como una etapa de inocencia, el conocimiento sobre salud y bienestar era limitado, y los avances médicos eran prácticamente inexistentes.
Durante la Revolución Industrial, las fábricas y minas se llenaron de niños trabajadores. Estos soportaban largas jornadas laborales en condiciones peligrosas, reflejo de una explotación que solo empezó a combatirse con los movimientos de reforma social a finales del siglo XIX.
Avances en el siglo XX: derechos y educación
El siglo XX marcó un cambio significativo en la percepción de la infancia. Con la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, la infancia se reconoció como una etapa que debía ser protegida. La educación se convirtió en un derecho universal en muchos países, y la mortalidad infantil disminuyó considerablemente gracias a los avances médicos y las políticas públicas.
Sin embargo, el reconocimiento legal no siempre se tradujo en igualdad de condiciones para todos los niños. Mientras algunos accedieron a servicios de calidad, otros siguieron enfrentando las barreras de la pobreza y la exclusión social.
Los retos actuales: pobreza, desigualdad y tecnología
En el siglo XXI, los desafíos de la infancia han evolucionado. Aunque se han logrado avances en salud y educación, la pobreza infantil sigue siendo un problema global. Según UNICEF, aproximadamente 356 millones de niños viven en condiciones de extrema pobreza, enfrentando desnutrición, falta de acceso a servicios básicos y riesgos de explotación laboral.
La desigualdad de oportunidades también persiste. Niños en zonas rurales, en comunidades indígenas o en contextos de conflicto armado tienen menos posibilidades de acceder a educación de calidad y atención médica adecuada. Este escenario perpetúa ciclos de pobreza que son difíciles de romper.
Por otro lado, la tecnología, aunque ofrece oportunidades de aprendizaje y conexión, plantea nuevos riesgos. El acceso temprano y sin supervisión a redes sociales puede afectar la salud mental de los niños, exponiéndolos al ciberacoso, la explotación en línea y la adicción a dispositivos. Estos desafíos requieren respuestas rápidas y efectivas de padres, educadores y gobiernos.
Cómo protegerlos
Proteger a los niños no es solo un deber moral, sino una inversión en el futuro de la humanidad. Es crucial que se redoblen esfuerzos para reducir la pobreza infantil, garantizar una educación inclusiva y segura, y regular el uso de la tecnología en beneficio de los más jóvenes.
Como lo expresó María Montessori: “El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. La educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y el futuro de la sociedad.”
Niñas y niños en la guerra: las vidas más frágiles en los conflictos
Los conflictos armados afectan profundamente a niñas y niños, quienes son las víctimas más vulnerables en situaciones de guerra. Según datos de organizaciones internacionales, millones de menores enfrentan desplazamientos forzados, violencia directa y la destrucción de sus hogares, escuelas y comunidades.
Reclutamiento infantil y explotación
Uno de los mayores flagelos es el reclutamiento de niños soldados, una práctica que viola sus derechos fundamentales. Obligados a participar en combates, espionaje o trabajos forzados, son despojados de su infancia y expuestos a traumas físicos y psicológicos. Las niñas, además, suelen ser sometidas a explotación sexual y matrimonios forzados dentro de grupos armados.
Impactos en la educación y el desarrollo
La guerra destruye infraestructuras educativas, dejando a millones sin acceso a la escuela. Esto no solo les priva del derecho a aprender, sino que también perpetúa la pobreza y limita sus oportunidades futuras. Sin espacios seguros donde desarrollarse, enfrentan mayores riesgos de explotación laboral y abuso.
Desplazamientos y riesgos en los refugios
Los desplazamientos forzados afectan a niñas y niños de manera desproporcionada. En los campos de refugiados o asentamientos temporales, la falta de servicios básicos los expone a enfermedades, desnutrición y violencia. Las niñas enfrentan riesgos adicionales de abuso sexual y discriminación, mientras que los niños suelen ser forzados a trabajos peligrosos para ayudar a sus familias.
Resiliencia y esperanza
A pesar de estos desafíos, niñas y niños afectados por la guerra demuestran una increíble capacidad de resiliencia. Organizaciones humanitarias trabajan para brindarles apoyo psicosocial, acceso a la educación y espacios seguros donde puedan comenzar a sanar y recuperar su infancia.
Es urgente que la comunidad internacional priorice la protección de los menores en conflictos armados, garantizando su acceso a derechos básicos como educación, salud y seguridad. Invertir en ellos no solo es una obligación moral, sino también una forma de construir un futuro más justo y pacífico.
La historia de la infancia nos recuerda cómo las percepciones y condiciones han evolucionado, pero también evidencia que los derechos de los niños siguen siendo vulnerables. En el Día Universal del Niño, es esencial reflexionar sobre los retos que persisten y actuar colectivamente para construir un mundo donde todos los niños puedan prosperar.
Por: Daxy Oropeza @daxyoropeza
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