Medicina y salud
PALABRAS SIMPLES / Ortodoncia como huella
Un dentista local revela cómo su pasión por la ortodoncia va más allá de la técnica, convirtiendo cada tratamiento en un acto de amor hacia su comunidad.
Por: *Nilsen Lares Villarreal. – Nací, me formé y crecí en Los Teques, por lo que vivo la ortodoncia desde el arraigo de mi historia. Gran parte de mi formación se desarrolló aquí: en sus aulas de preescolar, primaria y secundaria aprendí valores que hoy sostienen mi ejercicio profesional. Por eso, cada consulta que realizo es más que un acto clínico; es un gesto de amor hacia la comunidad que me vio crecer, hacia las familias que confían en mí y hacia las sonrisas que se han transmitido de generación en generación.
La ortodoncia, para mí, es más que una técnica; es pasión, vocación y ética. Implica acompañar a las personas en un proceso que no solo transforma dientes, sino también vidas. Cuando un paciente confía en mí y pone su tratamiento en mis manos, esa confianza se honra desde la decisión clínica y el cuidado responsable. La elección del material, la precisión de un movimiento dental y la indicación de un retenedor: cada uno de estos actos es una huella, una marca invisible que habla del respeto hacia el paciente, su confianza y la comunidad que nos rodea.
He visto cómo las sonrisas de mi ciudad se convierten en huellas compartidas. Padres que acompañan a sus hijos en la consulta, jóvenes que descubren la seguridad de hablar sin miedo y adultos que recuperan la confianza perdida. Cada uno lleva consigo una huella que entrelaza el profesionalismo con la esencia de su propia historia, recordándonos que la salud también es parte de nuestra memoria común.
Por eso, cuando hablo de ortodoncia, me refiero a continuidad. A ese puente entre pasado y futuro, entre ciencia y afecto, entre técnica y ética. Cada sonrisa corregida es también una huella preservada, una marca que abre paso hacia el mañana.
