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Opinión

El Tuqueque, inquilino perfecto

Pequeño, veloz e inofensivo, el tuqueque es un habitante común de los hogares venezolanos. Más allá de los mitos, este diminuto reptil cumple una función esencial: mantener el equilibrio natural y librarnos de insectos indeseables.

Gente de Hoy

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El tuqueque, pequeño reptil venezolano, actúa como un depredador natural que mantiene el equilibrio ecológico dentro del hogar.
El tuqueque, diminuto guardián del hogar

Por: Jaime Largo. – En nuestra aventura de hoy no viajaremos a un lugar paradisíaco de los que tanto abundan en esta tierra de gracia llamada Venezuela. Tampoco hablaremos de lugares hermosos, de playas de ensueño, montañas majestuosas y mucho menos de cuentos de camino. Dedicaremos este espacio, para disfrute de quienes han acogido estos relatos que con mucho gusto hacemos para ustedes y que poco a poco han seguido en cada entrega, a conocer a un ser encantador que habita en la mayoría de nuestros hogares, si tenemos la fortuna de que nuestro hogar sea el lugar escogido por ellos para acompañarnos.

Hablaremos de un diminuto, discreto e inofensivo inquilino al que llamaremos el tuqueque, lagartija, machorrito, limpiacasa o salamanca, entre sus nombres más conocidos en nuestro país, y al guaripete (Cnemidophorus nigricolor), una lagartija negra única que solo se encuentra en Los Roques. Por cierto, estos últimos reptiles, inofensivos y veloces, son un componente vital del ecosistema del archipiélago.

¿Qué es un tuqueque? Pues, sin mayor palabreo, es un pequeño lagarto escurridizo que mide apenas menos de seis centímetros de longitud total y se considera uno de los geckos más pequeños de todo el mundo. Puede ver en la oscuridad hasta 350 veces mejor que el ojo humano. Presenta un hocico corto, dedos pediales —es decir, pequeños apéndices cortos— y escamas dorsales y laterales ligeramente cónicas, como sus ancestros, pero pequeñitos.

Estos simpáticos lagartos, al menos para la mayoría, son de hábitos nocturnos y transcurren la mayor parte del día escondidos en grietas y agujeros. Cazan por la noche, alimentándose de insectos pequeños que tenemos en nuestros hogares y que definitivamente no queremos de compañeros de cuarto. Los insectos son su manjar preferido, y entre su menú encontramos gusanos de seda, cucarachas, moscas, arañas, chinches y grillos, que buscan para alimentarse. Igualmente, consumen larvas o incluso crías de ratón en menor cantidad, y algunas especies comen también fruta. Es una especie ovípara, es decir, la hembra pone un saco de huevos que eclosionan después de unos 60 días, cuando nacen y salen a recorrer nuestros hogares.

Los tuqueques no transmiten enfermedades ni representan peligro directo para las personas. Su interacción es mínima, ya que suelen moverse por paredes exteriores, esquinas o cerca de luces durante la noche, y desaparecen con el día. Además, su presencia puede indicar un ambiente naturalmente equilibrado y sano.

Existe una creencia acerca de estos seres que representa la renovación y la transformación. En algunas culturas y creencias esotéricas, las lagartijas se asocian con la idea de renovación y transformación. La capacidad de una lagartija para mudar su piel se interpreta como un símbolo de la necesidad de adaptarse a nuevas circunstancias y dejar atrás lo viejo. Las lagartijas no solo simbolizan diferentes aspectos de la vida humana, sino que también hay quienes creen que estos reptiles fueron dotados de cualidades espirituales que muchas personas desean atraer a sus vidas. Entre estas cualidades se destacan la sabiduría, la curiosidad, la regeneración y la abundancia.

Particularmente, soy un amante de todos los seres vivientes, y entre ellos se encuentran estos diminutos amigos. Me encanta cuando, de la nada, aparecen cruzando las paredes, sigilosos y pacientes, haciendo su trabajo. Realmente no entiendo cómo hay personas que se alteran y les temen al verlos, siendo sumamente necesarios en nuestras casas. Como anécdota, les cuento que en mis tantos viajes a mi incomparable isla Margarita, al principio me causó mucha curiosidad porque los tuqueques de la isla gritan. Sí, textualmente: hay unos que emiten sonidos muy particulares que pueden asustar a quienes no conocen su procedencia.

Como seres humanos pensantes y conscientes, debemos aprender a vivir y cohabitar con estas especies tan frágiles y respetar su existencia, que simplemente nos protege de otras especies perjudiciales. Por nuestros tuqueques y toda la fauna, seguiré enamorado de mi Venezuela sorprendente.

Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021

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