Opinión
Castillo de San Carlos de la Barra
Esta fortaleza zuliana resiste el paso del tiempo entre recuerdos familiares, batallas navales, prisión política y turismo en ascenso.
Por: Jaime Largo.– En nuestra aventura de hoy, les contaré acerca de un lugar que conozco de cerca y me trae muchísimos recuerdos familiares, recuerdos que provienen de mi papá Luis Felipe Largo. En sus tiempos mozos lo enviaron al Castillo de San Carlos de la Barra en el estado Zulia. Una isla pequeña conectada a tierra firme cuando baja la marea. Conozcamos un poco más acerca de esta fortaleza y los haré partícipes de algunas anécdotas personales en ese particular espacio.
El Castillo de San Carlos de la Barra es una fortificación entre el lago y el mar Caribe, construida por la realeza española. Esta obra arquitectónica está ubicada en la Península de San Carlos, en el estado Zulia, Venezuela. Su construcción es un ejemplo de la arquitectura militar colonial española, la cual fue proyectada como defensa costera contra los enemigos de la época. Actualmente, el castillo es un punto de interés turístico en la región después de varias remodelaciones efectuadas a través de los años.
Fue construido en 1623 a base de rocas calizas, traídas desde la cercana Isla de Toas, en la entrada de la barra de Maracaibo. Su objeto fue proteger el paso que conecta el Lago de Maracaibo con el Golfo de Venezuela. En la época en que se construyó, la ciudad de Maracaibo había sido atacada y saqueada varias veces por piratas y, con la construcción del castillo, se pretendía disponer de una verdadera defensa para evitar la entrada de piratas a tierra firme. Cuenta la historia que en 1666 fue tomado por el pirata Jean David Nau, el Olonés, con una flota de 8 naves y 650 hombres. Se dirigió al Golfo de Venezuela y de allí pasó a la boca del lago de Maracaibo, donde se encontraba el Castillo de San Carlos armado con 16 cañones. Tras un intercambio breve de artillería y combate, los piratas tomaron el castillo en menos de tres horas.
El dictador Cipriano Castro convirtió el castillo en una prisión para sus adversarios políticos durante 27 años. Los reclusos llevaban grillos y pesadas barras de metal en los pies. Eran sometidos a torturas y a una vida infrahumana. Fue declarado en 1965 Monumento Histórico Nacional y atractivo turístico de la región zuliana. Actualmente existe una ruta de ferry que llega al terminal de la Isla de San Carlos desde un pequeño muelle ubicado en San Rafael del Moján.
Como les comenté, mi papá vivió durante unos años en esa isla, incluso montó el primer cine del pueblo. Años después la visitábamos, ya que tenía muchos amigos allá. Salíamos de noche en familia e íbamos a una playa larga donde los pescadores echaban sus redes alumbrados solamente con el resplandor de los mechurrios para atraer a la fauna marina a la orilla. Las redes, repletas de camarones, cangrejos y diferentes clases de peces, en ebullición emergían de las aguas para llevar el sustento a sus hogares. Humildes, muchos pobres en lo material, sin embargo, ricos en costumbres, tradiciones e historia de todo lo acontecido a orillas de nuestro famoso Lago de Maracaibo. San Carlos es un lugar tranquilo, rodeado de playas y gente humilde. Se ha desarrollado urbanísticamente y ha aumentado el turismo. Recuerdo que en mi última visita fui acompañado por tres primos, llegamos al lugar y el castillo estaba cerrado por remodelación. Unos residentes del lugar, por algún motivo, me reconocieron creyendo que mi padre había fallecido. Solían hacerse bromas pesadas y recolectaban dinero para el velorio de algún amigo, y después se lo gastaban en alcohol. Al conversar con alguno de los sobrevivientes, nos abrieron sus instalaciones en visita privada y pudimos disfrutar de toda esa historia encerrada en muros de piedra y recuerdos. Así es mi Venezuela, una tierra con mucho que contar y querer.
Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.
Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021

El Castillo de San Carlos de la Barra, en la península zuliana del mismo nombre, fue levantado por la corona española en 1623.
