Vida y Salud
PALABRAS SIMPLES / ¿Heredamos la sonrisa? Ortodoncia y genética
La sonrisa no solo refleja emociones, también revela un mapa genético. La ortodoncia moderna demuestra que la forma del rostro y la alineación dental pueden tener origen hereditario.
Por Nilsen Lares Villarreal.- La sonrisa no solo se aprende: también se hereda. En cada arcada dental, en cada perfil facial, hay trazos de quienes nos precedieron. La ortodoncia, más allá de alinear dientes, revela historias genéticas, hábitos familiares y silencios estructurales.
Desde la infancia observamos cómo ciertos rasgos se repiten: el paladar estrecho del abuelo, la mordida cruzada de la madre, el apiñamiento dental que aparece en cada generación. ¿Es destino? ¿Es costumbre? ¿Es genética?
La ciencia confirma que sí: la forma del maxilar, la posición de los dientes e incluso la tendencia a la maloclusión tienen componentes hereditarios. Pero también intervienen factores epigenéticos: el uso del chupón, la respiración bucal, la alimentación y el entorno. La genética propone; el ambiente dispone.
Como ortodoncista, he visto sonrisas que cuentan linajes: hijos que repiten patrones óseos, pero también gestos; padres que consultan por estética, pero descubren funcionalidad; familias que comprenden que corregir no es negar el origen, sino honrarlo con salud.
La ortodoncia genética no es una condena, sino una oportunidad. Nos permite prevenir, interceptar y acompañar. Nos invita a mirar más allá del espejo y reconocer que cada sonrisa es un mapa: de ADN, de crianza, de historia.
En tiempos de autoficción digital, donde la imagen se edita y se filtra, esta columna propone volver al origen: a la sonrisa heredada, imperfecta, pero auténtica; a la ciencia que respeta la memoria; a la ética que acompaña sin juzgar.
Porque sí, heredamos la sonrisa. Pero también heredamos el derecho a cuidarla y corregirla.
Sobre la autora: Dra. Nilsen Lares Villarreal
Odontóloga especialista en Ortodoncia y Ortopedia Funcional de los Maxilares. Locutora profesional certificada, integra la comunicación como herramienta esencial en su práctica clínica, promoviendo el vínculo entre expresión, confianza y bienestar. Su enfoque combina ciencia, sensibilidad y claridad para transformar sonrisas en mensajes que conectan.
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