Vida y Salud
PALABRAS SIMPLES / Ortodoncia en tres tiempos: infancia, adolescencia y adultez sin etiquetas
Descubre cómo la ortodoncia en infancia, adolescencia y adultez mejora la salud bucodental con diagnósticos éticos, personalizados y efectivos.
Por: *Nilsen Lares Villarreal. – En ortodoncia no existe una edad única ni una fórmula estándar. Lo que sí debe existir es un principio ético que guíe cada decisión clínica: el ortodoncista no solo coloca aparatos, sino que orienta, evalúa y acompaña procesos personalizados que respondan a necesidades reales. Esta columna propone recorrer tres momentos clave —infancia, adolescencia y adultez— sin etiquetas rígidas, pero con criterios claros.
Infancia: detectar y prevenir
Entre los seis y siete años, cuando erupcionan los primeros molares permanentes, se recomienda realizar la primera evaluación ortodóncica. En esta etapa, el objetivo no es iniciar tratamiento activo, sino detectar alteraciones funcionales como respiración bucal, deglución atípica o hábitos como la succión digital. Estos factores pueden condicionar el desarrollo óseo y la posición dental. La intervención temprana, cuando está indicada, puede prevenir complicaciones futuras. También es válido observar, orientar y esperar: no todo niño necesita aparatos, pero todo niño merece una evaluación profesional que le permita crecer con salud bucodental.
Adolescencia: aprovechar el potencial biológico
La adolescencia es la etapa más frecuente para iniciar tratamiento ortodóncico. El crecimiento óseo aún está en curso, lo que permite realizar movimientos dentales más eficientes. Además, la mayoría de los dientes permanentes ya han erupcionado, lo que facilita un diagnóstico integral. Sin embargo, esta etapa también implica retos: presión estética, deseo de resultados rápidos y, en algunos casos, baja adherencia al tratamiento. Por eso, el ortodoncista debe informar con claridad, establecer objetivos realistas y acompañar emocionalmente al paciente. La ortodoncia en adolescentes no debe ser una respuesta automática, sino una decisión clínica y familiar bien fundamentada.
Adultez: funcionalidad y calidad de vida
Cada vez más adultos consultan por ortodoncia, y no solo por motivos estéticos. Muchos buscan mejorar su salud periodontal, cerrar espacios para rehabilitación protésica o corregir maloclusiones no tratadas. Aunque el hueso ya no está en crecimiento, los tratamientos son perfectamente viables si se planifican con criterio interdisciplinario. En esta etapa, la motivación suele ser alta, pero también lo son las exigencias de tiempo y resultado. El ortodoncista debe evaluar el estado periodontal, la estabilidad oclusal y las expectativas del paciente. La ortodoncia en adultos no es tardía ni superficial: es una elección informada que puede mejorar la calidad de vida y la funcionalidad oral.
Más allá de la edad: ética y personalización
La ortodoncia no responde a una edad fija, sino a una necesidad clínica y emocional. Evaluar a tiempo, intervenir con ética y respetar los tiempos del paciente son claves para un tratamiento exitoso. El rol del ortodoncista es orientar y llevar los tratamientos de forma especializada, garantizando resultados reales y sostenibles.
La ortodoncia no es una moda. Es un tratamiento especializado que no tiene edad ni género. Tiene propósito, diagnóstico y compromiso profesional.
Sobre la autora
Dra. Nilsen Lares Villarreal
Odontóloga especialista en Ortodoncia y Ortopedia Funcional de los Maxilares. Locutora profesional certificada, integra la comunicación como herramienta esencial en su práctica clínica, promoviendo el vínculo entre expresión, confianza y bienestar. Su enfoque combina ciencia, sensibilidad y claridad para transformar sonrisas en mensajes que conectan.
Instagram: @venezuelaortodoncia
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