Especial.- Los Palmeros de Chacao no solo suben al cerro con palmas. Suben con historia. Con memoria. Con una promesa que nació en 1770 cuando Caracas enfrentaba una grave epidemia de fiebre amarilla.
El párroco José Antonio Mohedano, acompañado de feligreses del pueblo de Chacao, ascendió al Waraira Repano —conocido entonces como cerro El Ávila— en busca de palmas para el Domingo de Ramos. Subieron con fe. Bajaron con esperanza. Y la peste cesó. Desde entonces, cada Semana Santa, la comunidad repite ese gesto como acto de gratitud.
En el marco de la misa celebrada en la Iglesia San José de Chacao, la concejala Raiza Chacón, presidenta de la Comisión de Bienestar e Innovación, reafirmó el valor histórico y espiritual de esta manifestación cultural:
“Recordar el origen de esta tradición es honrar la historia de nuestro pueblo. Los Palmeros de Chacao nacen de un acto de fe en medio de la adversidad. Esa promesa viva nos enseña que la esperanza puede superar cualquier dificultad cuando se camina en comunidad y con propósito.”
“Como concejala y como chacaoense, reafirmo mi compromiso de seguir promoviendo esta tradición. Es un patrimonio que nos define, que nos une y que debemos preservar con respeto y orgullo”, expresó Chacón.
Ascenso con propósito
Más de 37 grupos de palmeros autorizados por Inparques ascienden al parque nacional con respeto por la flora y siguiendo rutas ancestrales. Recolectarán palmas silvestres de la especie Ceroxylon sp., una práctica guiada por principios de sostenibilidad y saberes heredados.
Las palmas serán bendecidas en las iglesias de Chacao y entregadas a la feligresía como símbolo de renovación espiritual y unidad.
Un patrimonio con reconocimiento mundial
En 2019, la tradición de los palmeros del Ávila —incluyendo a los de Chacao— fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, por su valor histórico, ecológico y comunitario.
Además de su dimensión religiosa, esta actividad promueve la identidad local, la transmisión oral, el respeto ambiental y el trabajo intergeneracional.
“Los Palmeros no solo suben palmas. Suben enseñanzas, valores, vivencias compartidas. Suben el alma de nuestro pueblo”, añadió la concejala Chacón.
Fe que se hace camino
En cada palma recolectada y en cada paso sobre la montaña, los Palmeros de Chacao reviven la historia de su origen: una comunidad que enfrentó la peste con fe. Hoy, esa historia se transforma en celebración, en herencia y en orgullo.
Cuando los palmeros emprenden su ascenso, no solo llevan hojas: llevarán la promesa de un pueblo que cree en el poder de la tradición.
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