Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos. Martin Luther King
Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón.- En artículos anteriores, insistimos en que lo normal es que somos diferentes. Somos diferentes desde la ciencia biológica porque no hay códigos genéticos iguales y nuestras simples huellas dactilares lo reafirman, desde la gestación recibimos estímulos y, cuando nacemos, los continuamos recibiendo y observamos modelajes que nos producen marcos de creencias particulares. Luego, empezamos a socializar con semejantes o no y adquirimos elementos culturales llenos de historias y de maneras de compartir. Nuestra naturaleza nos hace diferenciarnos los unos a los otros.
Para convivir en sociedad, los Estados establecen normas que conduzcan a deberes y derechos ciudadanos. El ser un ciudadano o ciudadana no sólo nos da una identidad, con parentesco y nacionalidad incluida, también nos obliga a cumplir leyes, normas y reglamentos que permitan la paz y la convivencia en armonía.
Cualquier Estado Nación, tiene la responsabilidad de cumplir y hacer cumplir las normas establecidas para ello. Ahora bien, los Estados están compuestos por los Gobiernos en un delimitado territorio, junto a unos ciudadanos y ciudadanas que lo cohabitamos, por tanto, todas y todos somos corresponsables del cumplimiento de las normas que nos igualan en deberes y derechos.
Quienes tenemos cargos y funciones en los Poderes Estatales, tendremos mayor responsabilidad en el cumplimiento de deberes y en garantizar los derechos ciudadanos. No se trata, solamente, de ofrecer oportunidades para garantizar los derechos, también, es estrictamente necesario generar las condiciones que equiparen las diferencias individuales y que todas y todos, seamos iguales socialmente.
La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad. Simón Bolívar
Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón
Educador, Comunicador y Político