Opinión
Síndrome de la niña buena: Desconoce el “no”, todo es “sí”

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6 meses agoon

Edicta Gómez Merchán.- Este síndrome afecta a aquellas mujeres que tienden a empequeñecer sus propios deseos, dando más importancia a las necesidades de los demás, incluso dispuestas a asumir las responsabilidades que nadie quiere hacerse cargo, tratando de adaptar su actuar a las peticiones externas. Toda esta buena voluntad y amabilidad viene acompañada de culpa y ansiedad, que surge cuando las mujeres se responden con respuestas auto-culpables, «¿qué hice mal?». Esta ansiedad está ligada a la frustración, a menudo inconsciente, actuando en función de otros y no de ellas mismas, originando que algunos ataques de pánico sean el resultado de esto; así como sentimientos de culpa que surgen cuando se «atreven» a darse más espacio y comienzan a guiar sus elecciones de acuerdo a sus necesidades, sin embargo no pueden evitar escuchar una voz interior que dice: «eres egoísta e indiferente».
Existen mujeres que viven y toman sus decisiones en base a los deseos de los demás. Es una condición que la psicóloga estadounidense Lois P. Frankel bautizó, en 2004, en su libro Nice Girls Don’t Get the Corner Office (Las chicas buenas no consiguen la oficina de la esquina), en donde la autora asegura que las mujeres que tienden a ser complacientes, siempre correctas y reticentes a enfrentar los conflictos, no reciben el reconocimiento profesional que merecen y por eso nunca serían dueñas de una oficina grande. Cuatro años después, la psicóloga Beverly Engel oficializó el término en su libro Nice Girl Syndrome (El síndrome de la chica buena), para ella estas “chicas buenas” no solo sufrían consecuencias negativas en su trabajo, sino también afectaba sus relaciones familiares y de pareja. En su libro asegura: “Están convencidas que la sociedad recompensa a las mujeres buenas, pero no se dan cuenta que van perdiendo sus capacidades y autenticidad”.
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La psicóloga estadounidense Lois P. Frankel reconoce cinco claves para superar esta condición y abrir el camino a las metas deseadas:
1.- Saber lo que quieres
2.- Creer que lo mereces
3.- Comunicar tus deseos y necesidades
4.- Estar preparada para responder preguntas incómodas
5.- Ponerse (dentro de lo razonable) siempre de primero
Suelen ser personas que han sido educadas con muchísima bondad pero que les ha faltado aprender a defenderse o incluso a cuidarse a sí mismas. Lo son porque han sido educadas bajo el prisma de la obediencia, del “callada estás mejor” y el esquema de que hay que atender las necesidades ajenas antes que las propias. ¿Qué puedes hacer? empieza por aceptarte tal y como eres Quizá sea más fácil de decir qué he de hacer, pero por algún sitio hay que empezar. Sé consciente de la situación y, en lugar de ser tan autoexigente, en lugar de regañarte a ti misma constantemente, ámate más. No hace falta que hagas trabajos extraordinarios para agradar a nadie, para ser aceptada. La mayoría de las mujeres de este mundo hemos sido educadas para ser las eternas niñas buenas. “Pórtate bien y el mundo te dará lo que mereces”, es el mensaje con el que nos hemos criado y, como buenas niñas que somos, no lo solemos poner en duda hasta que la evidencia lo machaca delante de nuestros ojos.
¿En qué consiste el síndrome de la niña buena?
Es muy común que algunas mujeres lleguen a determinados entornos de trabajo y, de pronto, se vean obligadas a desactivar muchos esquemas y narrativas mentales. Ocurre cuando una ha sido educada para el consenso y no sabe cómo debatir o discrepar. Ocurre también cuando se ve obligada a competir contra otros, a destacar por sus valías y no tanto a reforzar las de los demás. Esto hace que les resulte tremendamente complicado decir “NO”, y en consecuencia otras personas se aprovechan de su amabilidad, ignorando el crédito que mereces por sus aportaciones. Es una condición que afecta mayoritariamente a mujeres, aunque también puede darse en varones. Cuando sea necesario busque ayuda con profesionales, pero no permita que el NO, se instale.
No tener un “NO” para nadie
Es una característica que se encuentra en ambos géneros. Hay personas que tienen problemas para poner límites, y esto se ve especialmente acentuado en el síndrome de la niña buena; síndrome que se puede relacionar con su propia personalidad o que en su defecto puedas vincular a alguien de tu círculo que pueda estar sufriéndolo. Quien lo sufre da siempre más importancia a los deseos y necesidades de los demás que a los suyos propios. Es decir, que primero van los demás y, si hay tiempo, yo. Se tiende a idealizar el cuidado de otras personas porque se cree que eso hará que llegue el propio bienestar. Hay momentos en el que la mujer con el síndrome de la niña buena se da cuenta que todos acaban logrando aquello que desean, menos ellas. Su vida es una frustración tras otra.
¿Cómo resolver?
Empieza practicando con lo que consideres un pequeño “NO”, siempre que haya alguna pequeña cosa que prefieras rechazar. Esto te irá dando confianza para ir dando negativas de mayor peso que se ajusten más a tu voluntad o a tus gustos, y no tanto a lo que quieren los demás. No obedezcas, cuestiona. No te quedes callada; eleva tu voz y da tu opinión sin miedo. Y lo más importante, priorízate, es la que asiente y obedece, pero no es feliz En la actualidad, y más allá de los avances sociales y culturales, hay mujeres que lidian con una vida insatisfecha, por estar siempre diciendo SI a todo.
Poseer miedo extremo de decepcionar a los demás
La idea de esta conducta es el MIEDO a decepcionar, a pensar que los sentimientos de los demás son tu responsabilidad, por lo que su recomendación es, empezar por pequeños detalles que refuercen tu autenticidad e ir creciendo poco a poco. «Quizá haya quien descolocará esta nueva actitud y honestidad repentina, pero si les molesta será problema suyo». Hay que establecer límites o sencillamente saber decir NO. Esa preocupación constante por los demás hacen que también sientas terror a herirlos, sumado a esa necesidad constante de mantener una imagen de buena persona ante el mundo, por lo que evitan conflictos, tienen miedo constante al fracaso, a decepcionar a los demás y fracasar. Casi sin darse cuenta, estas mujeres integran desde la infancia un papel que intentan cumplir rigurosamente. Se obsesionan por ser perfectas, por hacerlo todo bien, por buscar el consenso, la aceptación ajena, por gustar a todo el mundo; así también temen recibir una crítica o ser rechazadas.
La sonrisa permanente
¡Ser alegre e ir repartiendo simpatía por todas partes es fantástico! Pero siendo realistas, ir sonriendo por la vida no es algo que apetezca en todo momento. De hecho, tampoco deberías hacerlo. Sonreír cuando lo que tienes es ganas de llorar es algo de locos. Se recomienda a quien vaya con la sonrisa permanente “que elija no hacerlo si no tiene ganas, que lo haga un día”. Hay que pedir lo que se quiere, aunque a veces sea menos de lo que le gustaría y si le asaltan los remordimientos por no ser todo lo buena que debería, que los demás quisieran, asúmalo con la conciencia tranquila y en paz. No te quedes callada; eleva tu voz y da tu opinión sin miedo y deje de lidiar con una vida insatisfecha.
Adolescente sonriendo
La sonrisa permanente para agradar a los demás te resta autenticidad. La frase «no llores, que te pones muy fea» ha hecho mucho daño. Esto se te ha grabado a fuego, porque pareciera que expresar sentimientos no es aceptable, a no ser que sean de felicidad y alegría. Ésta es la principal mentira, tanto para los que te rodean como para ti. Es una máscara que se pone automáticamente y los esfuerzos deben orientarse a eliminarla. Sonríe cuando tengas ganas, llora cuando el cuerpo te lo pida. Conseguir lo que quieres no llega portándote bien, implica dejar de esperar e ir a buscar con todas las fuerzas lo que deseas; aun cuando muchos y muchas dirán que ya no eres una niña buena. Dirán que te empiezas a portar mal, porque pedir no es de buenos. .
Las críticas te destruyen
Recibir críticas no es algo agradable, a no ser que sean respetuosas y constructivas, y te las tomes como un impulso a mejorar. Pero para quien sufre del síndrome de la niña buena, recibir opiniones negativas de alguna de sus acciones es el fin del mundo, aunque racionalmente sepan que son la base del crecimiento personal. Catalogan a las buenas niñas como las que esperan que llegue el príncipe azul de nuestros sueños y que nos aparezca un buen trabajo, en una empresa con un buen nombre, donde poder dejar horas y horas cada día mientras esperamos, de nuevo, a que otra buena persona nos mire con buenos ojos y nos lleve de la mano en nuestra carrera profesional, son críticas que acaban hasta con nuestra autoestima.
Enfrentarse a situaciones estresantes durante el día es muy común
Para superar este terror, haz un repaso de tus rasgos negativos. Todos ellos forman parte de ti. Admite que a veces está bien ser un poco tonto o hacerse el tonto, llevar la contraria, opinar sin que nadie te lo pida o tener picardía. “Acéptalos y sé libre de utilizar estos rasgos de personalidad cuando lo creas conveniente, y poco a poco irás endureciendo tu piel ante las críticas, porque habrás aprendido a conocerte un poco mejor”. No compensa ser la niña buena. Acabas viendo cómo tu mejor amigo se va con la que es trasgresora, la que habla mal de ti, la que se escapa sin autorización de sus padres y dice palabrotas con labios sugerentes. No ayuda tampoco ser el chico bueno, el que apoya a los demás en clase, lo mete en los trabajos de aula sin que ni siquiera haya dado una hoja. Verás cómo tus amigos y amigas siguen al irreverente, al que fuma a escondidas, el que presume de ser el mejor jugador, de llevarse sin permiso el vehículo de sus padres y que dice palabrotas mientras se da golpes en el pecho.
La sociedad necesita de mujeres que se valoren
La sociedad necesita que millones y millones de mujeres empiecen a pedir lo que se merecen, hay que animar a pedir a las que no se atrevan por los muchos años de anquilosamiento. La sociedad, necesita a mujeres y hombres que vayan por lo que quieren sin tapujos y sin remilgos. Se necesitan personas que avancen y que dejen de esperar, así como hacer frente al síndrome de la niña buena; por lo que es necesario educar en igualdad sin importar el género. Hay padres que inculcan en sus niñas la necesidad que sean compasivas, obedientes, leales, son chicas que no desarrollan competencias como la asertividad.
“Amale sin dejar de quererte: como seguir siendo tu misma dentro de la materia”, de Beverly Engel, en cuyo libro analiza el problema de la sumisión emocional de la mujer en sus relaciones con los hombres. En la actualidad, más del 75 por ciento de las mujeres padecen este síndrome, consistente en sacrificarse a sí mismas.
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Editora de Medium.com, Raluca Popescu
Beverly Engel
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