Opinión
Baldomera larra: artífice de la estafa piramidal

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8 meses agoon

Edicta Gómez Merchán.– Baldomera Larra Wetoret, tercera hija del escritor Mariano José de Larra y Josefa Werotet, era un personaje célebre en el Madrid de 1875. Para algunos, “la madre de los pobres”, por los favores que hacía a las gentes humildes. Para otros, “La Patillas”, por los dos tirabuzones que tenía muy cerca de las orejas. Esta estafa consiste en un proceso, en el que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas, son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores, y así una y otra vez, que caen engañados por las promesas de obtener, en algunos casos, grandes beneficios. El sistema funciona solamente si crece la cantidad de nuevas víctimas. En un esquema piramidal, la pirámide funciona, y el chanchullo no sale a la luz, mientras sigan llegando nuevos inversores, o sea, nuevos estafados. De estas últimas, el nicho recién descubierto es el de las criptomonedas. Suena a dinero, a dinero rápido, y por ello atrae las miradas y las carteras de los más ambiciosos y, con ello también de aquellos más oscuros, dispuestos a sacar rédito de la ambición de más de un desinformado. Muchos han sido estafados y aunque las criptomonedas sean la tecnología punta en forma de dinero, la base de estas estafas es más antigua y analógica. De tal manera, que como no han solucionado la vida y muchos han perdido todo, se ha creado la Asociación de Afectados por las Criptomonedas.
Si le preguntaban a Baldomera en qué consistía su negocio contestaba: “Es más simple que el huevo de Colón”. Si le interrogaban sobre cuál era la garantía de su exitosa empresa, ante una posible quiebra declaraba: “La única garantía es tirarse del Viaducto”. El recién construido puente madrileño ya era conocido por ser un imán para los suicidas. Para todos, esta famosa prestamista convertía en oro todo lo que tocaba, a razón de un 30% de ganancia mensual. Un negocio de préstamos que revolucionó los mentideros de la Villa y Corte, que convirtió a doña Baldomera en la pionera de las estafas piramidales. Rápidamente corrió por Madrid la fama de su negocio. Cada vez atraía a más clientes, por lo que fundó la Caja de Imposiciones, frente a la cual se formaban largas colas. Operaba a la vista de todos pagando un 30 por ciento mensual, con el dinero que le daban los nuevos impositores. Todo esto ocurría en los años setenta del siglo XIX. Incluso llegó a prometer al que le dejaba una onza de oro que en un mes la devolvería duplicada. Se cree que llegó a recaudar 22 millones de reales. El escritor Juan Eduardo Zúñiga cifra los afectados en 5.000. Su fama trascendió fronteras, como lo demuestran periódicos de entonces como Le Figaro de París y L’Independance Belge de Bruselas.
Todo comenzó cuando la hija de Larra, después de disfrutar de una vida acomodada, se encontró en una delicada situación económica. Casada con Carlos de Montemayor, el que fuera médico del rey Amadeo de Saboya, gozó, según afirma el escritor Juan Eslava Galán, “de una buena posición entre la nueva clase burguesa que alardeaba paseando por el Prado en carruaje de su propiedad y luciendo vestidos que sus modistas copiaban de figurines de moda parisinos”. Todo se torció cuando Amadeo regresó a Italia en 1873 y su esposo se vio impelido a abandonar el país tras la llegada al trono de Alfonso XII y se exilió en Cuba. Baldomera permaneció en Madrid sola con sus tres hijos.
Cuando uno de ellos enfermó, la situación adquirió tintes dramáticos; entonces ésta decidió pedir prestado a una amiga una onza de oro y al mes siguiente le devolvió dos. Ante la sorpresa de la vecina, la hija de Larra explicó que había conseguido tanta ganancia, debido a estar “invirtiendo con la cabeza”. Los ecos de su hazaña corrieron como pólvora por la ciudad y atrajeron a muchos pequeños ahorradores que le confiaban su dinero a cambio de un correspondiente recibo. En el curso de un mes recibían un suculento beneficio. La fama de esta prestamista no hacía más que crecer. Pronto doña Baldomera se vio sobrepasada por el éxito de su negocio individual y fundó la Caja de Imposiciones, que, tras pasar por varias ubicaciones, se estableció en la céntrica plaza de la Paja. La empresa ya contaba con cinco empleados: el secretario Saturnino Iruega, los escribientes Enciso, Rojas y Casanova y un recadero, Nicanor. Sus clientes eran en su mayoría pequeños ahorradores, llegados incluso desde los pueblos cercanos a Madrid. Según las cifras que constan en la causa judicial, recogidas en un trabajo de la procuradora Mercedes Albi, hubo un total de 5.322 imponentes que depositaron un capital de 19.894.053 reales de vellón, una fortuna en la época.
Sin que se supiera muy bien porqué, la intranquilidad comenzó a hacer mella entre los clientes de la Caja de Imposiciones. Incluso corrió el rumor que doña Baldomera ya no vivía en Madrid y se había fugado con el dinero. Un día de diciembre, un carbonero, alarmado por estas noticias, acudió al domicilio de la famosa prestamista en busca de su dinero. Doña Baldomera le atendió sin excusas y el humilde ahorrador se marchó con el bolsillo lleno y el espíritu sereno. Pero para la hija de Larra la visita había sido un serio aviso de lo que podía ocurrir si todos los impositores, decidían retirar sus ahorros a la vez de forma repentina. Doña Baldomera se marchó de Madrid con nocturnidad y sigilo llevándose consigo las ganancias que había amasado durante apenas siete meses de actividad. Para no despertar sospechas, se dejó ver en su palco privado del teatro de la Zarzuela, pero ya no regresó a su casa. Huyó a Francia con más de veinte millones de reales en su poder y dejando atrás a más de 5.000 ahorradores estafados. El lunes 4 de diciembre de 1876, las puertas de la famosa Caja de Imposiciones permanecieron cerradas, mientras el pánico se extendía entre los clientes. “La madre de los pobres” había desaparecido sin dejar rastro. La ira de los estafados crecía, entonces se dirigieron, hacia el hermano de la prófuga, Luis Mariano Larra, conocido escritor de obras de teatro y zarzuelas, entre las que destaca “El barberillo de Lavapiés”, cuenta Mercedes Albi. Una turba encolerizada se presentó en el teatro donde el autor estrenaba su zarzuela “La africanita”; ésta escenificó tal protesta, que tuvieron que acudir las fuerzas del orden, pensando que se trataba de un motín político.
¿Cómo consiguió doña Baldomera engañar a medio Madrid?
Durante meses todo marchó sobre ruedas y sus clientes recibieron sin problema los beneficios prometidos. Se calcula que entre mayo y octubre de 1876 su banco dio salida a cerca de seis millones de reales, apuntalando la confianza y seguridad de los inversores. La quiebra le sobrevino en diciembre de 1876. Entonces La «madre de los pobres» desapareció con todo el dinero que pudo. Dos años después se supo que vivía escondida, bajo falsa identidad, como Madame Varela en el barrio parisino de Auteil (Francia). Tras descubrirse su paradero, España pidió al país galo su detención y extradición con el fin de juzgarla por alzamiento de bienes y condenada a seis años de prisión. Adujo en su defensa que se fue porque acabó con menos ingresos que pagos por culpa de las informaciones negativas contra ella de la prensa. Tres años después acabó siendo juzgada y condenada a seis años de prisión. Sin embargo, apenas pasó por prisión. La hija de Larra fue absuelta tras el éxito de una campaña de recogida de firmas. El escritor Juan Eduardo Zúñiga, que estudió en profundidad la figura de Mariano José de Larra, cifra los afectados en 5.000.
¿Absuelta por ser casada?
De los más de 5.000 estafados, solo se presentaron en la audiencia 55 afectados. La sentencia fue portada de “El Imparcial” y de “La Época” el 26 de mayo de 1879. El fallo no tuvo en cuenta el argumento de la defensa de que se había apropiado de esas cantidades debido al estado de penuria en el que se encontraba. Sin embargo, esta famosa prestamista tan solo pasaría un año entre rejas gracias a varios factores. La sentencia, dictada el 1 de febrero de 1881, absolvía tanto a Baldomera Larra como a su colaborador Iruega. Tiempo después, el asunto llegó al Tribunal Supremo gracias a la iniciativa del abogado defensor de su secretario, Saturnino Iruega, condenado como cómplice de la trama. El letrado Felipe Aguilera argumentó que doña Baldomera no pudo cometer delito alguno porque, al ser casada, carecía del permiso marital y por tanto de la capacidad legal para contratar. De esta forma, los contratos de préstamo eran nulos y no podía hablarse de alzamiento de bienes, porque jurídicamente no existían como tales al no estar autorizadas las operaciones por su legítimo esposo.
Al mismo tiempo y, de manera sorprendente, se había iniciado una campaña de recogida de firmas para solicitar su indulto en la que participaron desde personas sencillas hasta aristócratas. Doña Baldomera era un icono en las calles madrileñas, y su gigantesca estafa parecía haber sido perdonada por la mayoría de los perjudicados. Entre las clases populares circulaban con ironía coplas como Doña Baldomera o El gran camelo: “El dinero que era nuestro, / Baldomera se llevó, / Baldomera ha aparecido / Pero nuestros cuartos no”. Tras pasar por la cárcel, la vida de doña Baldomera se pierde en el misterio. “Unos dicen que vivió el resto de su vida con su hermano, otros, que se reunió con su marido en Cuba y que emigró a Buenos Aires, ciudad en la que falleció ya anciana”, relata Eslava Galán. Lo cierto es que “la madre de los pobres” se retiró de la vida pública y nunca más se volvió a saber de ella. Su particular idea de negocio se convirtió en el primer fraude piramidal del que se tiene noticia. Para el cronista Luis Carandell, la hija de Larra fue “una de las primeras carteristas de la historia financiera madrileña”. Baldomera Larra es conocida en la literatura, ya que aparece en el episodio nacional “Cánovas” de Benito Pérez Galdós donde se narra su estafa con el Banco Popular, su fuga a Suiza y detención en Francia.
NOTAS Y REFERENCIAS
-El arte de la estafa. Baldomera Larra creadora del fraude piramidal en los años setenta del siglo XIX, El País 21/03/2009.
-Baldomera Larra – Wikipedia, la enciclopedia libre.
-Juan Eduardo Zúñiga, investigador de la vida y obra de Mariano José de Larra, publicó una biografía sobre él, “Flores de plomo” (editorial Alfaguara), que gira en torno a situaciones y personajes que rodearon a Larra los días anteriores a su suicidio. Zúñiga también está al tanto de las andanzas de Baldomera: La vida de ella y sus hermanos es muy tangencial, apenas convivieron con el padre, y no hay ningún estudio en profundidad sobre ella, quizás porque no lo requiere. Su madre, que era un poco simple y se decía que no tenía muchas luces, al enviudar recurrió a la propia reina para solicitar ayuda, dice de Josefa Wetoret, que pudo meter a su hijo en las escuelas pías y dejó a las dos chicas con ella. «Hicieron buenas bodas ya que eran atractivas y elegantes».
-Bernard Madoff, el alumno aventajado de la hija menor de Mariano José de Larra, ABC revisado 02/04/ 2009.
CARLO PONZI Y EL ESQUEMA PONZI
Su método es el origen de lo que posteriormente se llamaría esquema Ponzi, bautizado así por Carlo Ponzi, quien tras salir de la cárcel se convirtió en asesor financiero de Mussolini. William Miller hizo una estafa piramidal en 1899. La historia de Carlo Ponzi, está asociado al fraudulento esquema piramidal. Italiano que en 1919 logró ganarse la confianza de sus compatriotas en EEUU. En economía se conoce como esquema de pirámide, esquema piramidal, fraude de pirámide empresarial o estafa piramidal, en cuyo esquema de negocios, los participantes tienen que recomendar y captar o referir a más clientes, con el objetivo que los nuevos participantes, produzcan beneficios a los participantes. Éste llegó a estafar 20 millones de dólares a sus víctimas prometiendo increíbles rentabilidades por una inversión que no existía. En realidad pagaba los intereses a cuenta del dinero de nuevos inversores. Este esquema Ponzi ya se había descrito en dos novelas de Charles Dickens: Martin Chuzzlewit (1884) y Little Dorrit (1857). Para los españoles el primer fraude piramidal lo protagonizó la hija del escritor español Mariano José de Larra.
Buscando una inversión alternativa, que genere que el dinero se multiplique, se cae en estas estafas piramidales, ante el ofrecimiento de pequeñas plataformas poco transparentes, que ofrecen altísimas rentabilidades; así se han creado algunas fortunas, pero también se han visto grandes ruinas, desfalcos, simples pérdidas o grandes estafas piramidales. Un esquema Ponzi hubo detrás de fraudes tan famosos en España en su día. Después vendrían los casos de Sofico (1974), Fidecaya (1982), Banesto (1993), Patrick Bennett (1996), Gescartera (2001), Haligiannis (2005), Fórum Filatélico y Afinsa (2006) y el entramado financiero de Bernard Madoff, Stanhome (años 70), o Finanzas Forex (2009), Adele Spitzeder en Alemania, Sarah Howe en los Estados Unidos. El más reciente y de mayor tamaño fue la «estafa filatélica» de Fórum Filatélico y Afinsa, donde 465.000 españoles perdieron sus ahorros por confiar en el valor de los sellos. Aunque para famoso en el mundo entero, el de Bernard Madoff, financiero estadounidense. Su estafa fue más que multimillonaria. Se cree que fue cinco veces superior a los de WorldCom o Enron. Alcanzó los 64.800 millones de dólares. Fue condenado a cadena perpetua y murió en prisión en abril de 2021. Madoff estaba bien situado y considerado, en las altas finanzas, que su fraude afectó a decenas de famosos, como, el director de cine Steven Spilberg, el cantante John Denver, el presentador estrella de la CNN Larry King, el dueño de los Mets Fred Wilpon, el bateador de béisbol Sandy Koufax, el premio Nobel de la paz Elie Wiesel, la actriz Zsa Zsa Gabor o Barbara Bach -ex de Ringo Starr- son solo algunos de los que trascendieron. Hasta en España hubo estafados: Alicia Koplowitz o la productora de Pedro Almodóvar.
FUENTES CONSULTADAS
Carlo PonziWIKIPEDIA/Boston Library
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